El pícaro Carlos y su amo
En un pueblo lejano al sur de Santiago de Chile, vivía un
niño bandido y muy pícaro, el cual no era soportado por los demás habitantes
del pueblo. Y ese soy yo, Carlos Pinto. Tengo 11 años, nací en este pueblo, mi
madre y mi padre eran chilenos, mi padre nació en Temuco y mi madre nació acá.
Desde los 7 años vivo solo, ya que lamentablemente mis padres fallecieron en un
accidente.
Desde ese entonces me he tenido que ganar la vida por mi
propia cuenta, a veces de manera honrada y a veces he sido un tanto tramposo,
pero aun así no me alcanza para sobrevivir, debes en cuando, de tanta hambre
que tengo he tenido que ir a robar a algunas casas o tiendas del lugar. Por lo
cual, el mes pasado fui en busca de un amo, para poder ganar algo de dinero y
poder comprar algo de alimento y algo de ropa. Sé que algunos amos son malvados
y un tanto agresivos, pero yo tengo fe en que me tocara uno bueno.
Fui en busca de un amo, y para esto dejé pegado en algunos
de los postes del lugar, que necesitaba un amo y mi dirección.
Estaba durmiendo en mi caja de cartón, cuando de pronto
llega un hombre de traje, y me dice
-hola soy Jorge, leí tu cartel que decía que buscabas amo. -
Y yo respondí – si es cierto llevo años buscando uno. -
El responde – hoy es tu día de suerte, porque yo ando en
busca de un sirviente y si aceptas puedes partir ahora con el trabajo. -
Yo lo mire y sin pensarlo acepte.
Me dijo que lo siguiera, y que envés de dormir en una caja
de cartón el me podría hacer dormir en una cama cómoda y cálida.
Al llegar a su casa se podía observar un gran portón de
metal negro, el amo presiono un botón y este comenzó a abrirse lentamente, al
observar más adentro se veía una gran mansión con dos grandes guardias en la
puerta principal. Al entrar finalmente a la casa me envío a una habitación en
el techo. La cual tenía una cama, un escritorio y una silla. Me dijo que me
acomodara y que después bajara a cenar.
Estaba ordenando lo que tengo de pertenencias, ósea mi
abrigo y un pedazo de pan que tenía hace dos semanas. Cuando de pronto escuché
una campana, comencé a bajar lentamente las largas escaleras de la gran mansión.
Al llegar a la cocina, pude observar una anciana que al parecer estaba
preparando la cena, en el momento sentí mucho miedo, pero después supe que tenía
que aceptarla y conocerlas. Por lo tanto, me acerque y la salude, me quede
observando por un largo rato la olla que parecía un tanto rara. Era tanta la
curiosidad que fui y le pregunté que era,
me respondió – Son
ojos de perro, con hígado de niños. -
Al escuchar esto me impacto, sin pensarlo corrí hacia mi habitación
y me escondí hasta la mañana siguiente.
Cuando desperté, estaba muy agradecido por haber tenido la
oportunidad de dormir cómodamente en una cama, no me quería ni siquiera
levantar. Al intentar volver a dormir, escuche un grito de mi amo que me
llamaba. Me vestí rápidamente con la misma ropa del día anterior y somnoliento
baje donde mi amo, cuando baje mi amo me metió en su oficina y me dijo que me tenía
que decir un par de reglas de la casa, me dijo.
-Primero, tienes que tratarme como “señor”. -
-En segundo lugar, tienes que comer todo lo que se te sirva
en esta casa, ya que supe que la comida de ayer maría la tuvo que botar. –
-Y por último, nunca se te ocurra abrir la puerta roja del
pasillo de abajo de la escala. –
-Si cumples estas simples tres reglas toda ira bien usted seguirá
con vida, yo más feliz y podrá quedarse acá sin problemas. –
Yo acepte, pero con curiosidad sobre lo que dijo de la
puerta. Al finalizar la charla me dijo que esta tarde tendría que salir por el
trabajo, y si me podría quedar cuidando la casa de los mafiosos del barrio, yo
otra vez quede sorprendido sobre lo de los mafiosos, pero aun así acepte.
Al cabo de una hora, mi amo finalmente salió en su auto, y
yo me quede completamente solo en la gran mansión, reflexionando sobre todos
los misterios de la casa primero lo de la olla y la anciana, después lo de la
puerta del pasillo, los mafiosos del barrio y ahora las salidas extrañas de mi
amo. En ese momento supe que algo raro pasaba.
Estaba ordenando el pasillo cuando de pronto escucho un
grito atrás en el patio, fui en busca de un bate y comencé lentamente a caminar
hacia afuera, cuando llegué todo seguía igual, en orden. Volví al pasillo y observé
la puerta roja que dijo mi amo que no abriera y al ver bien vi que estaba
entreabierta, por lo cual la fui a abrir. Al pensar que no había nadie, nadie
se daría cuenta de que la abriría, fui y la abrí cuando mire hacia adentro, era
espeluznante lo que vi un montón de cuerpos humanos colgados y estaba el cuerpo
de la anciana muerta en el piso y un cuchillo enterrado en su ojo.
Al ver esta escena me quede paralizado mirando, y al pasar
un par de minutos escuche que llego devuelta mi amo, baje desesperado para
contarle la situación, pero al llegar abajo mi amo me estaba apuntando con un
arma, me agache y me escondí detrás de la puerta, al ver que me encontró y
ahora me perseguía, Salí corriendo por la puerta trasera de la casa y fui en
busca de ayuda.
A media cuadra me encontré con una patrulla y le dije que
fuera a esa casa y se lo llevaran preso, pero al contarle la historia no me
creyeron. Y tuve que correr a alguna comisaria cercana, cuando llegue a una
cercana deje el aviso y hasta el día de hoy no volví a escuchar sobre este
hombre.
Y de mi parte yo, tuve que volver a vivir a la calle y nunca
más pensé sobre buscar un amo, mejor vivir en mal estado que con un amo que
casi me asesina, yo me quedo bien con mi calle.